jueves, 14 de marzo de 2013

¿DESANDAR EL CAMINO Ó COMENZAR OTRO?

Hoy 14 de marzo de 2013, al terminar de leer un interesante artículo, sobre una persona llamada Panchito que se había retirado del mundanal ruido a un lugar precioso en el campo, al que llama Sol y Luna, en Teruel, España. Y reflexionando sobre todo lo que se recoge en dicho texto, lo primero que he pensado, es que desandar el camino es tan importante como empezar uno nuevo, más cercano a nosotros mismos, que somos también Naturaleza. Lo que ocurre es que la ciudad, el hormigón, el consumismo y otras cosas a las que le hemos abierto la puerta de par en par en nuestras vidas, nos dificultan este desandar o descodificar necesario para tal encuentro con lo que realmente importa: el SER.
 
Sigo pensando... que por mucho que practiquemos técnicas de meditación, yoga, contemplación o oración, y todos los días, resulta: que luego cuando entramos de lleno en las urbes que hemos elegido para vivir y en nuestras actividades diarias o cotidianas y nos encontramos con ese mundo que todos y todas hemos co-creado, nos olvidamos fácilmente de lo andado en ese camino interior, y al recibir a través de  nuestros sentidos distracciones de todo tipo, a los que la mente se pega de inmediato como mosca sobre miel.
 
Los "ruidos" que nos llegan por todos lados, nos hacen desandar el camino del silencio que habíamos emprendido, cuando estábamos sentaditos con los ojos cerrados y con nuestro querido mantra o aquietados. La ingente información que recibimos del exterior, o de los demás o del mismo internet; sobre todo la cargada negativamente.. tragedias, ansiedades, frustraciones, o noticias intrascendentes, nos alejan de lo andado anteriormente.  Luego  tenemos que esforzarnos para emprender nuevamente otro camino que nos conduzca otra vez "a escuchar el celestial silencio", y a poder conectarnos con nuestro SER.
 
Me pregunto: si sería necesario que eligiéramos ir a un sitio parecido al Sol y Luna de Panchito, para evitar toda esta cantidad de ruidos o distracciones que nos hacen perder ese camino interior tan gratificante; pero que se queda chico cuando nos vemos atraídos por los deseos y apegos que nos llegan de afuera o que también nos fabricamos nosotros mismos con nuestros propios pensamientos. En este caso, resultaría entonces que aunque viviéramos  en el paraíso, también tendríamos que desandar el camino o comenzar otro, no?
 
En cualquier caso, intento emprender nuevamente mí camino y me consuelo aquí ahora, en Canarias, repito hoy 14 de marzo de 2013,  siendo la una y veinte de la tarde, con leer y compartir ¡el canto al SER!, y que se recoge en el maravilloso libro Yoga Vasishtha Un Compendio:
 
"Te saludo, ¡oh ser!, libre del fango del sentimiento del ego. Te saludo ¡oh ser!, en el que los temibles sentidos y la mente que todo lo consume han alcanzado la quietud. Te saludo, ¡oh ser!, en el que se ha abierto el loto de la felicidad. Te saludo ¡oh ser!, que resides en el loto del corazón y cuyas dos alas son la conciencia y su reflexión. Te saludo ¡oh ser!, el sol que despeja la obscuridad de la ignorancia . Te saludo ¡oh ser!, el promotor del amor supremo que mantiene todas las cosas el universo."
 
 
 
 

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